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‘Nunca vas a llegar a la NBA’, ‘Eres muy chico para jugar basquetbol’ o ‘No tienes la habilidad para llegar lejos’, esas fueron algunas de las frases que Stephen Curry escuchó toda su vida. Las dudas sobre su talento lo invadieron desde pequeño, haciéndolo creer que en realidad no era tan bueno para cumplir su sueño.

Para nuestra suerte, decidió demostrar lo equivocados que estaban todos.

Uno de los mejores jugadores de la NBA vivió una crisis durante su infancia, siempre fue subestimado por su peso o su estatura. Así que eso lo llevó a preguntarse una cosa, «¿Y si no soy lo suficientemente bueno?».

Como cualquier atleta, desde niño tuvo el sueño de llegar a la duela más importante del basquetbol, pero la suerte parecía no estar de su lado en ningún sentido. Cada vez le aparecían más piedras en el camino.


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A los 13 años fue cuando tocó fondo sobre su futuro.

Tuvo una mala actuación en la fase final de la competición amateur AAU disputada en Tennessee, misma donde falló el tiro ganador. Con menos de 1,70 metros de estatura y apenas llegar a los 45 kilos de peso, los sueños de Curry se hicieron pedazos poco a poco.

Parecía que no podría seguir el camino de su padre, Dell Curry, quien jugó con los Charlotte Hornets y Toronto Raptors en la NBA.

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Fue en ese momento cuando su madre decidió tomar cartas en el asunto.

Sonya Curry le dijo una frase que, hasta la fecha, es el mejor consejo que le han dado en su vida: «Steph, sólo te lo diré una vez. Nadie puede escribir tu historia, sólo tú».

Esas 14 palabras fueron el inicio de un futuro maravilloso, mismo en el cual la actual estrella de la NBA estaba listo para empezar a dejar huella.

Tal como le dijo su madre, él decidió lo que sería lo mejor. Recibió una oferta de Virginia Tech para jugar en la NCAA, pero la rechazó ya que el interés sólo se debía a una especie de «cortesía» con su padre y así fue como llegó a Davidson, una universidad mucho más pequeña.

Con solo dos pares de zapatillas y dos o tres camisetas por temporada, Curry hizo historia en el equipo. Él no necesitaba mucho para lograr cosas grandes, solo su talento y sus ganas de convertirse en una leyenda.

En su primer año promedió 25.3 puntos, 4.5 rebotes y 3.7 asistencia por partido. La segunda estuvo mucho mejor, fue elegido en el segundo quinteto del All-American y batió el récord de más triples anotados por un jugador de la NCAA en una temporada con 162.

No es nada nuevo que Curry es el amo y señor de los triples.

Los números y las estadísticas las tenía, sin duda alguna llegaría a la NBA en el Draft del 2009. Aunque eso no era lo que creían muchas personas.

«Doug Gottlieb era un gran analista del Draft en ese momento y dijo que había seis bases mejores que yo. Además, Sports Center publicó un tuit suyo al respecto», recuerda el base de los Warriors. Lo calificaban como «bajito» y «muy limitado».

Aún así, los Golden State Warriors confiaron en su habilidad, vieron en él algo que cualquier analista de NBA nunca hubiera podido identificar, sus ganas y su coraje por convertirse en el mejor.

Hoy en día, Curry es un futuro Salón de la Fama y eso que aún le queda mucho por recorrer en su carrera. Fue campeón en tres ocasiones y en el 2019 podría conseguir el cuarto, tiene el récord de más triples anotados en una temporada regular con 402 (¿recuerdan lo que logró en Davidson?), ha sido MVP de la temporada regular en 2 ocasiones y 3 veces elegido al mejor quinteto de la NBA.

A pesar de todo eso, las dudas contra él continuaron en la liga.

«En 2010 estuve intentando que cinco equipos se arrepintieran de sus decisiones, en 2011 que tendría más valor como jugador que como activo de intercambio, en 2013 tratando de conseguir una extensión de contrato que mucha gente creía que no merecía, en 2015 demostrar que seguían equivocados diciendo que el estilo de Curry no funcionaría en las Finales y en 2017 consiguiendo la venganza de la remontada del 3-1″, comentó el base de los Warriors.

Año tras año ha tenido que hacerse valer, desde que era pequeño hasta que se convirtió en estrella de la NBA. La historia de Steph Curry parece no tener fin, pero siempre haciendo lo que sabe hacer mejor, callar bocas con un estilo de juego que no parece de este mundo.