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El Monday Night Football de la semana 10 en la temporada 100 de la NFL, no solo fue memorable porque Seahawks le quitó el invicto a los 49ers, también lo fue porque le regresó a todos los aficionados una rivalidad que hace mucho no se veía y que con estos equipos parece durará por muchos años más.

¿Recuerdan el Rams vs Chiefs del 2018?

Bueno, ese partido no decepcionó y se convirtió en parte de la historia por lo legendario que fue, pero este año las cosas dejaron de girar en torno a esas franquicias. 2019 es el año donde los 49ers volvieron a estar bajo los reflectores, aunque los Seahawks podrían ser una gran piedra en el camino.

Fue un partido de ir y venir, donde hubo puntos, pero la verdadera clave fueron las entregas de balón, las cuales ambos equipos tuvieron. Esa rivalidad que había desparecido en 2014 volvió a la NFL y el partido de Domingo por la noche fue solo una pequeña prueba de lo que nos espera.

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El duelo duró 70 minutos.

No había nada definido hasta el último segundo del encuentro y todavía más, porque luego de un gol de campo de 47 yardas de McLaughlin el partido se fue a tiempo extra, mismo que también duró hasta el final de los 10 minutos agregados.

Desde el minuto 1 hasta el 70, hubo miles de momentos que dejaron a todos sin palabras. Hasta Russell Wilson lo dijo, «Probablemente fue el juego más loco que he jugado. No creo que haya sido parte de un juego tan loco, tan largo, que va y viene».

En cada serie había una jugada que cambiaba el destino del encuentro.

Por ejemplo, la jugada en la que le quitaron el balón a Russell Wilson de las manos, la agarró un liniero y después la defensa de San Francisco se lo volvió a quitar para devolverlo a touchdown o la posible patada ganadora del juego de los 49ers que terminó en el túnel en la esquina de la zona de anotación. 

Wilson sigue en la pelea por el MVP, pero se lo debe a su defensa.

Jadeveon Clowney fue el jugador que más trabajo le costó a los 49ers, gracias a él y sus compañeros, Garoppolo estaba tan inquieto en la bolsa de protección que perdió dos balones sueltos, incluido el touchdown de Clowney y otro que un liniero forzó. Además, cuando Garoppolo consiguió lanzar pases, a menudo eran demasiado altos, demasiado bajos o demasiado lentos.

La debilidad del QB de San Francisco terminó por salir a flote cuando en el último drive para intentar ganar en tiempo extra, Garoppolo lanzó 3 pases consecutivos que casi terminan en intercepción. La presión fue demasiada para el joven jugador.

Tampoco hay que dejar fuera a la defensa de los 49ers.

Los Niners mantuvieron a los Seahawks a solo 4.6 yardas por jugada, convirtiendo efectivamente a Russell Wilson y los Seahawks en Ryan Fitzpatrick y los Dolphins. Solo basta con decir que la mayoría de los puntos de Seattle se anotaron debido a la defensa, que convirtió tres pérdidas de balón de los 49ers en 21 puntos en poco más de 15 minutos de juego.

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Al final, la veteranía de Wilson mostró porque es el candidato al MVP. Luego de ver que por aire las cosas no estaba funcionado -su receptor Lockett salió por lesión- Wilson corrió 18 yardas para poner a los Seahawks cerca del rango de gol de campo para que su pateador, Jason Myers les diera la victoria al final del tiempo extra. 

Este emocionante partido tendrá segunda parte este año.

La próxima vez que estos equipos se vean las caras, no solo la división se mantendrá en la balanza -Seattle va 7-2 y San Franciso 8-1-, sino que también se jugará la ventaja de jugar en casa, pero eso no sucederá hasta la semana 17, el domingo 29 de diciembre.

En esta ocasión, en un juego que será recordado por años, Seahawks le quitó el invicto a los 49ers, pero en el próximo podrían quitarles mucho más que eso y frenar su paso ‘casi perfecto’ hacía el Super Bowl.