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Siendo hijo y nieto de futbolistas profesionales, la vida parecía que le tenía designado el camino a Diego Forlán dentro del balompié internacional, el amor al deporte es algo que tenía desde pequeño, aunque su historia pudo haber sido muy diferente o al menos, hubiera jugado con otra pelota.

Forlán estaba enamorado del tenis.

Desde niño, se dedicó a jugar sus dos pasiones, el tenis y el futbol, aunque era tanto su amor al ‘deporte blanco’ que estuvo muy cerca de decidir irse por ese rumbo. Aunque al final, decidió seguir los pasos de su familia y demostró con sus goles y su garra que es una leyenda viva del futbol uruguayo.

Su padre, Pablo Forlán, ganó la Copa América con Uruguay al igual que su abuelo Juan Carlos Corrazo. Cuando Diego nació, su papá seguía siendo jugador profesional, lo cual hizo que desde niño viviera la pasión de lo que era anotar un gol antes miles de personas.

 

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‪¡Gracias por el recuerdo! ???‬

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Empezó a jugar en las inferiores de Peñarol y de Danubio.

Aunque para crecer tuvo que emigrar a Argentina ingresó en la academia de Independiente de Avellaneda, club con el que debutaría en Primera en 1998. Pero su camino no fue sencillo porque estar lejos de su familia le hizo dudar respecto a si estaba listo para tomar ese camino.

Una de las cosas que pasaron fue que mientras él debutaba con el equipo, en la cantera de Avellaneda se estaba formando el ‘Kun’ Agüero, quien años después coincidiría con el uruguayo y formarían una de las duplas más recordadas en la historia del futbol.

En Argentina obtuvo uno de sus apodos.

Se le conocía como ‘Cachavacha’ por una bruja que era muy popular en ese entonces por su nariz larga, misma que caracteriza a Forlán. Fue así como en su llegada a Europa también obtuvo ese apodo, al igual que cuando estuvo en la Selección de Uruguay.

Forlán viajó a Inglaterra para cerrar su traspaso al Middlesbrough pero una llamada a última hora de Alex Ferguson hizo que firmase por el Manchester United. No le fue muy bien con los ‘Red Devils’, pero aún así fue convocado al Mundial de Corea Japón 2002 y un golazo ante Senegal lo puso en el mapa.

Fue en 2004 cuando mostró su talento.

El Villarreal lo firmó y su conexión fue fundamental para que clasificasen a la Liga de Campeones, además con 25 goles del ganó el trofeo Pichichi y compartió la Bota de Oro europea con Thierry Henry. En 2007 se convirtió en el máximo goleador de la historia del club, después de marcar 59 goles en 128 partidos.

En verano de 2007, la historia de Diego Forlán cambió cuando llegó al Atlético de Madrid para sustituir a Fernando Torres y de ahí en adelante el resto es historia. Encontró a su socio ideal, Sergio Agüero y juntos levantaron a unos colchoneros que llevaban más de 10 años sin poder ganar un título.

Anotó 18 goles que fueron fundamentales para que los rojiblancos volvieran a la Champions 11 años después. En 2008, Forlán marcó 32 goles en Liga y ganó su segunda Bota de Oro. Una temporada después se consagró como ídolo rojiblanco con la conquista de la Europa League. Sus goles ante el Valencia, Liverpool y el tanto en la final de Hamburgo ante el Fulham, será recordado por siempre por la afición del Atleti.

En 2010, Uruguay fue la sorpresa en el Mundial de Sudáfrica al llegar a semifinales y Forlán se consagró como el mejor jugador del torneo al ganar el Balón de Oro. Un año después ganó la Copa América con un doblete que marcó en la final contra Paraguay.

En la historia de Diego Forlán, también pasó por el Inter de Milán, regresó a Peñarol y jugó en la liga India con el Mumbai City, donde disputó sus últimos minutos porque en 2019 anunció su retirada definitiva de las canchas. Un ídolo en Uruguay, Atlético de Madrid y en el mundo del futbol le dijo adiós a su pasión, una que sin duda emocionó a más de una persona.