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Lo hermoso del deporte es que nada está definido, se acaba hasta que suena el silbato o en este caso, hasta que sale la bandera a cuadros. Eso lo demostró del ganador de la carrera en la Fórmula 1, porque Verstappen ganó el GP de Austria en las últimas 2 vueltas. 

Demostró que nunca hay que darse por vencido.

El holandés tuvo un mal inicio en la carrera, ya que algo pasó en la salid que lo mandó hasta el séptimo lugar. Tenía a pilotos como Vettel, Leclerc, Hamilton y Bottas enfrente, parecía una misión imposible subir al podio. 

El piloto de 21 años y la gran promesa de la F1, no dejó que eso le afectara. Con ayuda de algunos problemas de otros pilotos y su habilidad de manejo, el holandés se puso en la segunda posición de la carrera en las últimas 15 vueltas.

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Aún debía alcanzar a un Leclerc que dominó todo el tiempo.

Las paradas en Pits de Hamilton y Vettel fueron fundamentales para que Verstappen consiguiera un lugar tan privilegiado en la carrera. El de Ferrari tuvo un problema con sus mecánicos, los cuales no tuvieron listos los neumáticos y pasó más de 6 segundos parado, por el otro lado, el de Mercedes tuvo que cambiar una pieza que le llevó 5 segundos. 

El holandés aprovechó y se coló en el segundo puesto solo detrás de Charles Leclerc, la promesa de Ferrari. Su habilidad detrás del volante hizo que la distancia se acortara a menos de 4 segundos en las últimas vueltas. 

Alcanzarlo aún parecía imposible. 

La velocidad fue el mejor amigo del piloto ganador, ya que no paró en ningún segundo y justo en la penúltima vuelta, le arrebató el primer lugar al piloto de Ferrari, quien había estado ahí toda la carrera. ¡Verstappen solo debía cuidar su retaguardia!

Los jóvenes pilotos ya se encontraban con los coleros, así que uno de ellos le quitó tiempo a Leclerc y Verstappen se alejó con facilidad para llevarse el Gran Premio de Austria.