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El futbol se ha convertido en un agente de la paz a nivel mundial, pero lamentablemente hay ciertos casos en los que el balompié no ha podido ayudar, tal es el caso entre Armenia y Azerbaiyán, países que tienen un conflicto desde hace muchísimos años. Ese problema ocasionó que Henrikh Mkhitaryan se pierda la final de la Europa League.

Una vez más Mkhitaryan se ha visto dañado por conflictos políticos.

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Cuando se esperaba que el jugador del Arsenal disputara su segunda Final de la Europa League en su carrera, el futbolista se vio afectado por problemas políticos y sociales que aún viven su país (Armenia) y la nación anfitriona (Azerbaiyán).

La primera vez que este jugador armenio jugó una Final de la Europa League fue en 2017.

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Desde que formó parte de clubes como el United, Dortmund y Shakhtar se vio afectado.

Mkhitaryan se pierde la final de la Europa League por un problema estrictamente político. Una de las consecuencias de que Bakú haya sido elegida por la UEFA como sede del último partido de esta competición europea.

Armenia y Azerbaiyán viven desde hace mucho tiempo una tensión política-social a cuenta de la región de Nagorno Karabaj, que forma parte del territorio azerbaiyano pero con un ‘gobierno de facto’ vinculado a Armenia, generando conflictos entre estas nacionalidades.

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¿Desde cuándo surgió este problema entre Armenia y Azerbaiyán?

El punto del conflicto entre estas nacionalidades se encuentra en la región de Alto Karabaj, una de las disputas que dejó la disolución de la Unión Soviética que data en 1981, por el control territorial y cuestiones étnicas.

A pesar de que este conflicto debió terminar hace 25 años, siguieron registrándose problemas, hasta llegar a una guerra que se produjo en 2016.

Si un armenio llegara a viajar libremente por territorio azerbaiyano sería muy riesgoso, incluso hasta ser asesinado. Además, sería muy complicado para personas de otras nacionalidades que llegaran a tener un apellido armenio por las terminaciones ‘iano y yan’

Lo mismo sucedería con ciudadanos de Azerbaiyán en Armenia.

¿Tanto es el odio de estas naciones a pesar de tener similares tradiciones culturales y musicales?

Cabe mencionar que la mayoría de los ciudadanos de Armenia son cristianos y Azerbaiyán es mayoritariamente musulmán.

Consecuencias que dejó la disolución de la Unión Soviética.

Las raíces del conflicto se remonta a más de un siglo, ya que fue habitada por armenios cristianos y turcos azeríes que pasaron a formar parte de un Imperio Ruso en el siglo XIX, siendo la única vez en la que ambos lograron convivir relativamente en paz.

Al final de la primera Guerra Mundial y la Revolución Bolchevique en Rusia, esto cambio para los ciudadanos de ambas nacionalidades y la región Alto Karabaj se convirtió en autónoma.

Sin embargo, esta autonomía de mayoría étnica armenia tuvo que formar parte de Azerbaiyán, al encontrarse dentro de su territorio.

Fue hasta 1980, cuando la región montañosa de Alto Karabaj decidió unirse a Armenia. Una decisión que cobró la vida de 30 mil personas.

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Posteriormente, la disolución de la Unión Soviética en 1991, Alto Karabaj se declaró república independiente por el bienestar de sus pobladores, sin embargo, acrecentó más el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán.

Razón por la que ninguna de estas nacionalidades reconoce su estatus ‘de facto’ que asumió esta región, ni siquiera Armenia que se ha convertido en su principal fuente financiera y lo respalda con seguridad militar, ya que los armenios lo han declarado un estado de su nacionalidad.

En 1994 se firmó un alto el fuego mediado por los rusos, en el que Alto Karabaj debió ser beneficiado, sin embargo, no hubo cambios.

25 años después resurgió el conflicto en una guerra en la que de nueva cuanta miles de personas se vieron afectadas. Esto porque a los azeríes les molesta la perdida de tierra que consideran legítimamente suya y los armenios no están dispuestos a devolverla.

¿Algún día habrá paz entre estas nacionalidades? La esperanza continúa latente entre algunos ciudadanos y esperamos que el futbol se logre convertir en un símbolo de paz entre estos países, y jugadores como Henrikh Mkhitaryan ya no se vean afectados por situaciones así.