El mundo de los emparrillados está sorprendido después de que una de las promesas más grande del futbol americano profesional anunció su retiro antes de tiempo, mucho antes. Las lesiones de Andrew Luck fueron las que lo llevaron a tomar esa decisión, misma que catalogó como la más complicada de toda su vida.
Su carrera y su vida personal dieron un giro inesperado.
Todos saben que lastimarse es una de las peores cosas que le puede pasar a un deportista, pero ¿se imaginan sufrir 5 lesiones en menos de 5 años? Bueno, eso fue lo que le pasó al exmariscal de campo de los Colts desde el 2015.
Luck prometía ser histórico y su primera temporada en la NFL fue la prueba de ello, pero en esta ocasión fue su cuerpo y su mente los que no pudieron más. A los 29 años decidió ver por otros aspectos de su vida antes de terminar mal en el terreno.
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El 2012 fue el año donde Luck empezó su camino en la NFL.
Los Indianapolis Colts, único equipo en el cual jugó el QB, los seleccionaron como su primera selección global del Draft. Su meta era regresar a la franquicia a esas época de gloria cuando su mariscal de campo fue el legendario, Peyton Manning.
Las cosas parecían ir tal como las planearon, les devolvió las esperanzas con números envidiables en su primera campaña. Obtuvo 23 touchdowns, 18 intercepciones y guió a los Colts a una marca de 11-5, con la cual clasificaron a playoffs.
Aún así, los golpes siempre fueron parte de su carrera.
Su línea ofensiva nunca estuvo a la altura de Luck. A pesar de todos los récords que logró y posicionar a Indy en la pelea por la Conferencia Americana tres años seguidos, también era uno de los QB más golpeados de toda la NFL.
En su primera temporada tuvo 41 capturas con un total de 246 yardas perdidas y en las campañas siguientes sumó 32 y 27 sacks. Era solo cuestión de tiempo para que todos esos golpes empezarán a hacer estragos en su cuerpo.
En 2015 fue el principio del fin.
Durante un partido de los Titans, sufrió un desgarre del lambrum del hombro derecho, mismo que tuvo que operarse, pero lo hizo hasta 2017. Las cosas no mejoraron ese año, sufrió un desgarre muscular en el abdomen junto con un riñón lacerado y estuvo fuera 7 partidos.
En 2016, la historia fue la misma sufrió 41 capturas y en la semana 11 tuvo una conmoción cerebral que lo volvió a sentar. La temporada 2017 no la jugó por la operación, pero en 2018 regresó como nunca y volvió a meter a los Colts a playoffs.
Aún así, el 2019 no le dio otra oportunidad, su hombro nunca mejoró del todo y además una lesión de tobillo lo alejó de la pretemporada. Las lesiones de Andrew Luck fueron que su amor por este deporte no fuera tanto y más cuando se trata de su salud.
Muchos no estuvieron de acuerdo, pero esta es solo una historia injusta de un jugador que se vio afectado por un deporte donde es muy sencillo que los golpes le pongan fin a su carrera.