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Subir al cuadrilátero no es la única batalla que el púgil ha tenido en su vida, ya que el norteamericano es un guerrero dentro y fuera de la zona de combate. La historia de Daniel Jacobs es asombrosa y es un ejemplo cabal de superación, es un hombre del que podríamos aprender bastante.

Los problemas de salud no son algo menor, sobre todo para un deportista de alto rendimiento, que tiene que dar el 100% en todo momento, pues de su bienestar depende su desempeño.

La fatídica lucha de Daniel Jacobs comenzó en 2011. Muy pocos saben que el boxeador se encargaba de darles platicas motivacionales a los integrantes del cuerpo militar de los Estado Unidos.


Jacobs estuvo presente en Irak.

El norteamericano radicó durante un pequeño periodo en Irak, para charlar con los elementos que se encontraban acuartelados. Sin embargo, fue ahí donde los primeros síntomas comenzaron a aparecer.

Poco a poco Jacobs comenzó a sentir que sus piernas no le respondían de la mejor manera y fue ahí donde recibió el diagnostico, el pugilista tenía osteosarcoma, mejor dicho, cáncer en los huesos, motivo suficiente para regresar a Estados Unidos en busca de ayuda.

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Sus compañeros en las Fuerzas Armadas siempre lo apoyaron.

19 meses largos meses duró su recuperación, sin embargo, siempre estuvo acompañado a la distancia, pues todos los amigos que había hecho en las Fuerzas Armadas estuvieron al tanto de su evolución en todo momento.

Después del episodio, Jacobs regresó a los entrenamientos y a las platicas motivacionales con las Fuerzas Armadas, los cuales lo estarán apoyando este fin de semana en su pelea contra Saúl Álvarez.

Los que piensan que este enfrentamiento será una caminata en el parque para el mexicano están muy equivocados, Daniel Jacobs tiene las credenciales necesarias para darle una gran pelea al ‘Canelo’.