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Casi todos dudaban de él, su regreso al equipo de Oakland no emocionaba a muchos, pero poco a poco han tenido que reconocer que podrían estar equivocados. Jon Gruden parecía ser ese coach de la ‘vieja escuela’ que no aportaría nada a unos Raiders que se desmoronaban poco a poco, aunque lo único que realmente necesitaba era tiempo para reconstruirlos esta temporada 2019.

Su primera temporada cuando regresó no fue buena.

Parecía más interesado en recrear ese éxito anterior que en adaptarse a los cambios del deporte. Gruden dijo que no iba a «depender de toda la tecnología moderna», que iba a tener un fullback en el equipo y planeaba «hacer las cosas a la antigua». Esos comentarios provocaron risas cuando Oakland acabó 4-12 en su regreso. 

El inicio pudo ser catastrófico, pero solo les faltaba encontrar una identidad, misma que Gruden encontró en 2019. Su enfoque de retroceso creó un equipo que no solo está ganando en el papel con grandes jugadores, sino que ahora hasta ganan juegos. 

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La clave de todo estuvo en los movimientos cada temporada baja.

Primero pasó una selección de primera ronda de 2018 en el tackle izquierdo Kolton Miller y firmó a los agentes libres Trent Brown y Richie Incognito en 2019. Al tener una línea ofensiva poderosa, pudieron enfocarse en lo importante cuando seleccionaron en la primera ronda de 2019 a Josh Jacobs, un corredor con una mezcla contundente de explosión y poder.

Eso resultó en un juego terrestre que les está costando mucho trabajo detener a los defensivas. Por ejemplo, los Chicago Bears entraron a la semana 5 con una defensa que permitía 11.25 puntos por juego y 2.96 yardas por intento de carrera. Esos promedios fueron perjudicados por los Raiders que llegaron a 169 yardas por tierra en una victoria por 24-21. 

También lograron 188 una jornada antes al ganarle a los Colts.

Así que Jon Gruden lo consiguió, eso que nadie creyó que funcionaría en un año como el 2019. En una era de la NFL cuando los corredores están perdiendo peso a favor de la velocidad, un fullback que puede abrir un camino para los corredores se está convirtiendo en una herramienta cada vez más efectiva. 

¿Otro punto a favor? La defensiva ya no es la peor de la liga. El mayor problema cuando Gruden se hizo cargo de los Raiders no fue el mariscal de campo Derek Carr, la línea ofensiva o la falta de talento, sino una defensa que terminó el 2018 con solo 13 capturas y permitió 29.2 puntos por partido en la NFL. 

No es que sean la mejor ahora, pero mejoraron drásticamente.

Está permitiendo un promedio ligeramente inferior a 24,6 puntos por juego y ya tiene nueve capturas en cinco juegos. El año pasado, permitió 4.7 yardas por acarreo y en lo que va de 2019, sus oponentes promedian solo 3.7 yardas por intento de carrera.

Dejar ir a Khalil Mack en 2018 seguro fue un terrible error, pero al menos no les afectó de manera drástica. Jon Gruden empieza a construirle un camino a los Raiders y aunque no ganarán el Super Bowl este año, al menos su temporada 2019 pinta para ser la mejor que han tenido en los últimos años.