Cole Palmer está teniendo un año de ensueño. El joven delantero del Chelsea ya entró en la conversación por el Balón de Oro gracias a sus actuaciones determinantes tanto en torneos locales como internacionales. Fue clave en el campeonato mundial logrado por el Chelsea, y también brilló en la final de la Conference League, donde volvió a demostrar por qué es considerado uno de los talentos más fríos… y más letales.
Lo que distingue a Palmer no es solo su habilidad, sino su temple. Puede parecer tranquilo, pero en los momentos decisivos aparece con precisión quirúrgica. Esa mezcla de frialdad y genialidad ha encendido el debate: ¿estamos viendo al mejor jugador del planeta? Cada vez más voces lo colocan entre los mejores, incluso por encima de nombres más consolidados.
El fútbol está cambiando, y Palmer es parte de esa nueva generación que no le teme al protagonismo. ¿Es pronto para hablar de Balón de Oro? Tal vez. ¿Pero injusto? Para nada. Palmer ya tiene los argumentos en la cancha… y el mundo lo está mirando.