El árbitro mexicano César Ramos Palazuelos fue el protagonista inesperado del encuentro entre Boca Juniors y Benfica en el Mundial de Clubes. El partido ya estaba cargado de tensión, pero todo se intensificó cuando Ramos marcó un penal dudoso a favor del conjunto portugués, una decisión que encendió la furia del banquillo argentino. Más allá del resultado, lo que marcó el ritmo del juego fue el criterio del silbante, que terminó expulsando a tres futbolistas durante los 90 minutos.
Lo más llamativo no fue solo la cantidad de tarjetas rojas, sino un gesto que rápidamente se viralizó en redes sociales: en una de las expulsiones, Ramos sacó la tarjeta junto con una imagen de la Virgen de Guadalupe. El momento generó controversia en redes, con opiniones divididas entre quienes lo tomaron como un símbolo de fe personal y quienes cuestionaron su profesionalismo por mezclar religión y arbitraje en un torneo oficial de FIFA.
César Ramos ya había sido criticado anteriormente por su estilo de arbitraje, pero esta actuación ha generado debates no solo por sus decisiones técnicas, sino también por lo que representa su imagen fuera del campo. El episodio suma una nueva página a la polémica historia del arbitraje en torneos internacionales. ¿Fue un acto personal sin intención o una falta de criterio? Lo cierto es que su nombre volvió a estar en boca de todos.