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Los Pittsburgh Steelers siempre se han caracterizado por tener un defensiva poderosa, no por nada son conocidos como ‘la cortina de acero’. Aunque eso no sería posible sin ciertos jugadores, aquellos que no solo proporcionaban un talento único al equipo, sino que contaban con una mentalidad irrepetible, tal como lo hizo Troy Polamalu en su historia de 12 años con la franquicia del acero.

Es uno de los mejores jugadores que ha usado el ‘negro y amarillo’.

Fue miembro de dos de los equipos del campeonato de Super Bowl de los Steelers (2005 y 2008) y fue el Jugador Defensivo del Año de la NFL en 2010. Su rapidez, lectura y habilidad en el terreno son algo de lo que pocos safeties pueden presumir, pero lo que realmente caracterizaba al jugador era su mentalidad. 

A pesar de que nació en California, Polamalu tiene ascendencia Samoana, un país que abarca el grupo más occidental del archipiélago de Samoa, en la Polinesia. Desde niño tuvo interés en su cultura, misma que lo formó en el atleta y aún mejor ser humano que es hoy en día.

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Creció con sus tíos en Oregon.

Ahí fue donde empezó a florecer su talento. A pesar de jugar en solo cuatro juegos durante su temporada senior debido a una lesión, fue nombrado para el equipo Super Prep All-Northwest de 1998 y el segundo equipo de All-Far West League. Además, no solo jugaba a la defensa, Polamalu corrió para 671 yardas con nueve touchdowns y tuvo tres intercepciones.

En la escuela secundaria, Polamalu también jugó béisbol y baloncesto, donde también recibió honores estatales y de todas las ligas. Aunque su primer amor, como él lo describe, fue el futbol americano, el cual ejerció hasta llegar a la NFL y convertirse en una leyenda. 

¿Cómo fue que lo logró?

Gracias a la cultura de Samoa, la que lo convirtió en un luchador. Se le conoce como ‘Samoan way’ a la humildad, respeto y lealtad que caracterizan a un guerrero, misma cualidades que siempre lo describieron como atleta y sobre todo como persona. Los guerreros son parte de la cultura de Troy Polamalu y él cree que un jugador de americano es justo eso, un guerrero.

Por esa razón se sintió tan bien cuando recibió una beca de la Universidad del Sur de California, jugó para los Troyanos de la USC de 1999 a 2002. «Creo que Dios me nombró Troy por una razón», dijo (Troy era la antigua capital de los troyanos). «Nací para venir aquí».

Troy Polamalu escribió su historia a partir de su segundo año.

Abrió su temporada contra Penn State y registró solo 2 tacleadas, pero hizo una intercepción para un touchdown de 43 yardas. Mientras jugaba contra Colorado, hizo 5 tacleadas y recuperó un balón suelto que estableció una anotación. Esto marcó su primer año comenzando los 12 juegos y cerró el 2000 con 83 tacleadas, 1 captura, 2 intercepciones y 1 touchdown. 

El siguiente año fue nombrado capitán del equipo y demostró el por qué. Polamalu ganó el premio MVP de la USC y fue votado como el primer equipo All-American por Football Writers y College and Pro Football News Weekly. Associated Press lo votó como segundo equipo All-American.

Las cosas se complicaron un poco su último año.

En el último juego de su carrera universitaria en el Orange Bowl, Polamalu se lesionó la rodilla en los calentamientos previos al juego. La lesión causó que Polamalu se perdiera el Senior Bowl y el 2003 NFL Combine. Solo pudo presentarse para los scouts en su día profesional de la USC.

A pesar de eso, la suerte estuvo del lado de Troy. Polamalu fue reclutado 16º general en la primera ronda del Draft de la NFL 2003 por los Pittsburgh Steelers. Era la segunda opción del equipo ya que habían planeado fichar a Dexter Jackson esa temporada baja. Jackson tenía un acuerdo verbal para firmar con los Steelers, pero volvió a firmar con los Cardenales de Arizona y así Pittsburgh reclutó a Polamalu.

Fue de las mejores decisiones del histórico equipo.

En él encontraron no solo a un excelente jugador, sino un líder excepcional. Terminó su carrera de 12 años con 770 tacleadas, 32 intercepciones y tres touchdowns, mismos que ayudaron a que el equipo ganar 2 Super Bowls en ese periodo de tiempo. 

Otra cosa que lo caracterizó todo ese tiempo fue su larga y china caballera. Fuera del terreno, ha protagonizado cinco comerciales para Head & Shoulders. En agosto de 2010, P&G pagó una póliza de seguro de un millón de dólares de Lloyd’s of London para el cabello de Polamalu e incluso tiene el récord mundial Guinness por el «pelo más caro asegurado».

La historia de Troy Polamalu va más allá que solo una ‘bestia’ en el terreno.

Siempre será recordado como uno de los mejores safeties en la historia de la NFL, pero también como uno de esos jugadores que nunca causan problemas, que la humildad y el respeto son sus principales cualidades porque sin ellas es imposible sobresalir, al menos así dice la cultura de Samoa que moldeó a uno de los mejores jugadores y aún mejor persona que han tenido los Steelers.