Muchos creen que a los deportistas más famosos se les puso todo en bandeja de plata para llegar a donde están, pero la realidad es completamente diferente. A varios les ha costado más que sudor y esfuerzo conseguir estar en lo más alto, han tenido que pasar por situaciones en las que darse por vencido parecía la única opción, pero no para Giannis Antetokounmpo, que salió adelante por su familia.
Su historia hará que más de una lágrima corra por tu mejilla.
Todo empezó al otro lado del Atlántico, cuando sus padres, de origen nigeriano, llegaron a Grecia en 1991 como inmigrantes, que al igual que todos en esa situación solo buscaba un estilo de vida mejor.
Justo un año después llegó Giannis, quien desde pequeño supo lo que era trabajar para ganarse un simple bocado, al igual que sus 4 hermanos.
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Así es, el basquetbolista no tuvo una infancia común.
Sus padres trabajaban como vendedores ambulantes o recogiendo naranjas en el campo, así que justo eso fue lo que Giannis aprendió a hacer con tal de conseguir unas cuantas monedas para llevar a casa al final del día.
Él y sus 4 hermanos salían a la calle a vender todo lo que pudieran, desde un reloj hasta un juguete. Lamentablemente así fue su niñez, en lugar de poder usar el juguete para divertirse como otros niño, debía venderlo como un adulto.
«Ganábamos 10 dólares y eso era bueno porque ese día no nos moríamos de hambre y podíamos volver a casa”, dijo la ahora estrella de los Bucks.
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Lo que verdaderamente lo puso donde está hoy en día es su mentalidad.
Desde pequeño sabía que esa no sería su vida por siempre. Un día le dijo a Thanasis, su hermano mayor, una frase que nunca olvidaría: “Hagamos algo de nuestras vidas, así nunca tenemos que repetir esto de nuevo”.
Fue una infancia dura, una que ningún niño debería de vivir, pero Giannis no se arrepiente de eso ni un solo segundo, ya que buscar comida día a día le enseño a luchar toda su vida.
Supporting family. @Giannis_An34 x @Alex_ante29 x @Thanasis_ante43. #NBASummer pic.twitter.com/xCOzEoblw3
— NBA (@NBA) July 13, 2018
«Eso nos ha hecho ser más trabajadores, trabajar más duro y si pudiera volver atrás no cambiaría eso de mi vida, porque ese momento de mi vida me hizo ser quien soy hoy en día«, comentó el griego.
¿Cómo puede alguien sobrevivir a todo esto con una sonrisa en el rostro?
Existen muchas opciones para hacer, pero para Giannis fue el deporte, su amor por el básquetbol siempre estuvo presente y más porque esa pasión lo unía con su hermano
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De hecho cuando empezaron a jugar en las canchas del barrio, él y Thanasis tenían que compartir tenis.
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El resto de su vida cambiaría en esas canchas llenas de cemento y piedras, ya que Spiros Velliniatis, ex jugador, se dedicó a buscar a futuros talentos. Solo le bastó verlos de lejos para quedar impactado con su tamaño, su forma de juego y su pasión al botar la pelota.
Por dos años enteros los siguió y les prometió que ese deporte los sacaría de la pobreza. Su esperanza por ellos era tanta que hasta les daba dinero que ni él mismo tenía. Convenció a sus padres de llevarlos a Filathlitikos, club de la segunda división griega, donde le pagaban 500 euros al mes para que los chicos no tuvieran que seguir trabajando en las calles.
“Spiros es un gran hombre, como un segundo padre para mí. Creo que sin él, yo no estaría acá”.
Su estilo, su forma de leer el juego hicieron que su fama creciera por los cielos. Miles de video de Youtube hicieron que reclutadores como Danny Ainge (Boston Celtics), Daryl Morey (Houston Rockets) y Sam Presti (OKC Thunder) intentaran ficharlo.
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Del anonimato pasó al Draft de la NBA, ni el mismo Giannis podía creerlo.
Los Milwaukee Bucks apostaron por él y lo seleccionaron en el puesto número 15 del Draft de 2013, la mejor decisión en la historia de la franquicia. Con 19 años se transformó en el titular más joven del equipo de Wisconsin y con volcadas espectaculares, asistencias de lujo y tapones a diestra y siniestra, todos quedaron con el ojo abierto con el talento de la futura estrella.
La humildad no dejó de ser parte de su vida, ni la billetera llena hizo que perdiera la cabeza, de hecho compró un Play Station 4 para no sentirse solo en su departamento, pero a los pocos días lo invadió la culpa y lo vendió. Todo el dinero lo guardaba para un evento en específico, la llegada de su familia a los Estados Unidos.
Cuando recibió sus primeros cheques mandaba prácticamente todo el dinero a sus padres y hermanos en Grecia. Incluso se quedaba sin dinero para tomar un taxi que lo llevará a los entrenamientos.
De ahí en adelante el resto es historia y una bastante conocida, cabe mencionar.
Con el paso de los años empezó a romper récords, metió a los Bucks a playoffs, fue capitán de la Conferencia Este del All Star y ahora tiene un contrato de 100 millones por cuatro años.
El trabajo duro, la constancia, el no darse por vencido y sus ganar de salir adelante son el más claro ejemplo de que cuando se quiere se puede. Sobre todo sin dejar de ser humilde y recordando el lugar de donde vienes.
¿Saben cuál es la mejor parte?
Cuando empezó esta temporada, Kobe Bryant lo desafío: “Quiero que seas MVP” y no hay duda alguna de que lo será, sea cual sea el resultado final de los Bucks.
El ‘Greek Freak’ es la prueba irrefutable de que las cosas se logran «Día a Día», ya sea salir a la calle a conseguir dinero para comer o salir a la duela para convertirse en una leyenda de la NBA.